Anna
fue profesora durante nueve años y formadora de profesores durante cuatro.
Durante años simultaneó su trabajo con charlas en colegios sobre la protección
de animales, cosa que a día de hoy sigue haciendo junto con la Policía Local de
Esplugues. Dejó la enseñanza para dedicarse en cuerpo y alma a la protección de
los galgos, aunque su formación como educadora es muy importante para conseguir
uno de los objetivos de SOS Galgos: que las futuras generaciones sean más
respetuosas con los animales.
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